Dentro del mundo de la ortopedia, el collarín cervical, una herramienta médica que ha sido parte integral del tratamiento de lesiones cervicales y traumas durante décadas, es un dispositivo que a menudo pasa desapercibido hasta que se convierte en una necesidad urgente. Su función, aunque simple en apariencia, es crucial para la estabilización y protección de la columna cervical en situaciones de lesión o trauma. Desde grupo PRIM queremos facilitaros esta guía, donde exploraremos la importancia del collarín cervical, examinando su función vital, los diferentes tipos que existen y la necesidad crítica de su uso en el tratamiento de diversas afecciones cervicales.
Collarines cervicales, ¿qué son y para qué se utilizan?
Los collarines cervicales, también llamados cuellos ortopédicos, se tratan de órtesis, las cuales usamos con el objetivo de inmovilizar y mantener estables las vértebras cervicales. Son dispositivos médicos diseñados para proporcionar soporte y estabilización a la columna cervical en casos de lesiones o traumatismos. Consisten en una estructura circular que se coloca alrededor del cuello y está diseñada para limitar el movimiento de la cabeza, ayudando así a prevenir lesiones adicionales o agravamiento de las existentes. En el ámbito hospitalario, el collarín cervical está considerado como el primer elemento involucrado en una inmovilización. Aquí es usado con el fin de evitar lesiones a nivel de la médula espinal, tanto en la recogida del paciente como en el transporte y en la realización de radiografías.
Como bien hemos comentado, la utilidad del collarín cervical radica en su capacidad para inmovilizar la columna cervical, lo que ayuda a reducir el riesgo de daño adicional a las estructuras nerviosas y óseas en el cuello. Además, este puede ser utilizado como parte del tratamiento para diversas condiciones médicas, como traumatismos de partes blandas (latigazo cervical), procesos reumáticos, fracturas vertebrales, hernias de disco cervical o inmovilizaciones y protecciones postoperatorias. Es importante remarcar que el dolor en la región de la columna cervical es, después del dolor de origen lumbar, una de las causas más frecuentes de consulta médica general. Y estas órtesis cervicales tienen también como principal objetivo el tratamiento de la columna cervical mediante el alivio del dolor.
Comparativa de collarines: blando, semirrígido y rígido
Los collarines cervicales vienen en una variedad de estilos y materiales, cada uno con sus propias características, ventajas y desventajas. La elección del collarín adecuado depende de varios factores, incluida la naturaleza de la lesión y las necesidades específicas del paciente. A continuación, desarrollaremos una comparativa detallada de los collarines blandos, semirrígidos y rígidos para proporcionar al profesional de la salud información que sea útil a la hora de elegir correctamente qué tipo de collarín cervical es más adecuado para cada paciente:
- Collarín blando: La mayoría están fabricados con materiales blandos y flexibles, como espuma o tela acolchada, suelen estar recubiertos con una funda de algodón y se abrochan posteriormente con velcro. Son collarines que no limitan realmente la movilidad del cuello, sino que soporta la cabeza de forma tal que deja los músculos y articulaciones del cuello cómodas y bien descansadas.
-
- Ventajas: Ofrece comodidad al usuario, especialmente durante períodos prolongados de uso. Permite cierto grado de movimiento del cuello, lo que puede ser beneficioso en ciertas situaciones.
-
- Desventajas: Proporciona menos soporte y estabilidad en comparación con los collarines semirrígidos o rígidos. No es adecuado para lesiones graves que requieren inmovilización completa del cuello.
-
- Uso recomendado: Se usará en lesiones leves o para prevenir lesiones en actividades cotidianas. Su elección está indicada para lesiones no complicadas, es decir, las lesiones donde no hay inestabilidad y realmente no se busca una total inmovilización, como por ejemplo: Tortícolis, latigazo cervical, esguince cervical leve, artrosis cervical leve, traumatismo leve o cervicalgia.
Desde Prim ponemos a su disposición estos dos collarines blandos de alta calidad: collarín blando anatómico y collarín blando recto.
- Collarín semirrígido: Suelen estar construidos con materiales semirrígidos, como plástico moldeado o espuma más firme. La mayoría están igualmente recubiertos con una funda de algodón como los blandos, pero su confección en espuma de poliuretano con refuerzo de una fina lámina de polietileno es lo que le proporciona más rigidez y limitan más la extensión y flexión del cuello respecto al collarín blando.
-
- Ventajas: Ofrece un equilibrio entre comodidad y soporte, proporcionando una mayor estabilidad que los collarines blandos. Adecuado para lesiones moderadas que requieren cierto grado de inmovilización.
-
- Desventajas: Puede causar molestias en usuarios sensibles debido a su rigidez relativa y limita más el movimiento del cuello en comparación con los collarines blandos.
-
- Uso recomendado: En traumatismos moderados, artrosis cervicales moderadas, procesos postoperatorios, ante una protusión discal incipiente o en una cervicalgia más grave.
Desde PRIM ponemos a su disposición nuestro novedoso collarín semirrígido anatómico.
- Collarín rígido: Los componentes de este tipo de collarines son materiales sólidos y rígidos, como plástico duro. Aunque en estos se siguen usando algunas partes de espuma, sus principales componentes son el polietileno de mayor grosor y las barras que proporcionan esa rigidez que hace que estos collarines hagan una sujeción firme y completa de la columna cervical.
-
- Ventajas: Proporciona el máximo nivel de soporte y estabilidad, ideal para lesiones graves que requieren inmovilización completa del cuello. También minimiza el movimiento del cuello, lo que ayuda en el proceso de curación y previene lesiones adicionales. Además es muy ventajoso que ciertos modelos de collarines rígidos permiten una regulación progresiva de la elevación del mentón a medida que el paciente va consolidando sus fracturas y ganando cierta movilidad articular.
-
- Desventajas: Puede resultar incómodo para algunos usuarios, especialmente durante el uso prolongado, y también al limitar significativamente la movilidad del cuello puede ser restrictivo para ciertas actividades diarias.
-
- Uso recomendado: Se utilizan cuando existe una lesión grave en la columna cervical que requieran inmovilización completa de esta, como por ejemplo un fuerte traumatismo directo en cuello. Otro uso frecuente es en el traslado de un paciente en la ambulancia después de un accidente de tráfico, antes de realizar radiografías para determinar la gravedad de la lesión. Recomendado también para artrosis cervicales agudas, fracturas cervicales, hernias discales, inmovilización postoperatoria cervical, cervicalgias y cervicobraquialgias graves.
Desde PRIM ponemos a su disposición uno de los collarines rígidos más completos del mercado como es nuestro collarín rígido tipo Philadelphia, en el que además contamos con la posibilidad de combinar con un estabilizador para este collarín.
Características ideales y correcta colocación del collarín cervical
Una vez elegido qué tipo de collarín es el adecuado para el paciente (blando, semirrígido o rígido) es de vital importancia asegurar que este cumpla con todas las características ideales de un collarín cervical, que son las siguientes:
- Debe ser cómodo, compacto y fácil de colocar.
- El peso de la cabeza tiene que estar apoyado en forma neutra.
- No debe alterar la función, ni la posición de las vías respiratorias, tampoco la circulación cerebral.
- Debe ser ajustable para adaptarse a diferentes tamaños de cuello y niveles de compresión deseados.
- El collarín tiene que impedir los movimientos laterales, rotacionales y antero-posteriores de la cabeza.
- Ser translúcido para no interferir en las radiografías
Cuando ya se ha elegido el tipo de collarín cervical y se sabe que cumple estas características, el siguiente paso importante para los profesionales de la salud es saber hacer una correcta colocación de este. Para ello se siguen estos pasos:
- Lo primero en la colocación es asegurar que el tamaño del collarín es el adecuado, para ello se mide la distancia entre trapecio y mandíbula. Es muy importante poner un collarín del tamaño correcto, ya que si es más pequeño podría oprimir los vasos sanguíneos, y en el caso de que sea más grande no cumpliría su propósito de inmovilizar la columna cervical.
- Colocar la columna cervical en posición neutra.
- Retirar en la medida de lo posible el cabello, las prendas de vestir, las joyas, etc., que puedan impedir el buen uso del collarín.
- Por último, colocar el collarín alrededor del cuello y utilizar el sistema de cierre, que puede ser con velcro o cualquier otro sistema, para fijarlo.
Por último desde PRIM queremos remarcar que en nuestro punto de vista el asesoramiento por parte del médico especialista es fundamental para determinar la tipología de collarín a utilizar en cada caso y según una indicación individualizada para cada tipo de paciente.