La plagiocefalia es una deformidad craneal frecuente en lactantes, caracterizada por el aplanamiento asimétrico de la cabeza. Esta condición, comúnmente de origen postural, ha incrementado su incidencia en las últimas décadas, en parte debido a las recomendaciones de posicionamiento supino (boca-arriba) para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Aunque la mayoría de los casos de plagiocefalia son leves y pueden resolverse espontáneamente o con cambios de postura, algunos casos requieren intervenciones más específicas.
El uso de cascos craneales ortopédicos ha surgido como una opción de tratamiento segura y efectiva para la corrección de la plagiocefalia desde casos moderados hasta graves. Estos dispositivos actúan permitiendo el crecimiento craneal dirigido mediante la liberación de espacio dentro de la ortesis, permitiendo una mejora progresiva en la simetría de la cabeza. Las zonas en las que no se quiere que el cráneo continúe expandiéndose contactan con la cabeza del bebé, pero nunca ejercen presión, mientras que en la dirección que sí interesa ese crecimiento, se libera el espacio necesario para permitirlo.
Desde PRIM establecimientos ortopédicos queremos con este artículo revisar el mecanismo de acción, la evidencia científica y las recomendaciones clínicas para el uso de estas ortesis craneales en el tratamiento de la plagiocefalia infantil, con el objetivo de ofrecer una visión integral y actualizada sobre esta intervención.
Comprendiendo la plagiocefalia, descubriremos sus principales causas y la importancia de su diagnóstico precoz.
Como ya comentamos, la plagiocefalia es una deformidad craneal que generalmente afecta a la parte posterior de la cabeza y de forma simultánea a la parte anterior en la diagonal opuesta a la afectación posterior. Esta alteración puede presentarse con diferentes grados de severidad y en algunos casos afecta la alineación de las orejas y la simetría facial. La plagiocefalia es especialmente frecuente en lactantes debido a la maleabilidad de los huesos del cráneo durante los primeros meses de vida y a factores externos e internos que inciden en su desarrollo.
Causas de la plagiocefalia: posicionales y congénitas
Existen dos causas principales de plagiocefalia: posicionales y congénitas. La plagiocefalia posicional es la más común y ocurre cuando la cabeza del bebé permanece en la misma posición durante períodos prolongados, lo que genera una presión constante sobre una región específica del cráneo.
Esta situación se ha visto incrementada con la adopción de la posición supina para dormir, recomendada para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Aunque esta medida ha salvado muchas vidas, su relación con un aumento de los casos de plagiocefalia posicional ha sido documentada en diversos estudios. Otros factores de riesgo posicional incluyen el tiempo prolongado en sillas de auto, cunas y otros dispositivos donde el bebé reposa en una misma postura.
Por otro lado, la plagiocefalia congénita es menos frecuente y suele estar relacionada con factores prenatales, como una posición fetal restrictiva o embarazos múltiples, que limitan el espacio disponible para el feto. En algunos casos, esta condición puede asociarse con tortícolis muscular congénita, una afección que provoca rigidez en los músculos del cuello y limita el rango de movimiento de la cabeza, agravando la asimetría craneal.
Importancia del diagnóstico precoz de la plagiocefalia
El diagnóstico precoz de la plagiocefalia es fundamental para optimizar el pronóstico y definir las intervenciones necesarias. En la consulta pediátrica, es crucial evaluar la forma de la cabeza del lactante desde los primeros meses de vida, observando cualquier asimetría craneal o desalineación de las estructuras faciales. La identificación temprana permite que, en los casos leves, se implementen estrategias no invasivas, como cambios de postura y ejercicios para fortalecer los músculos del cuello, conocidos como terapia de reposicionamiento.
En los casos moderados a graves, el diagnóstico temprano facilita la planificación de intervenciones específicas, como el uso de cascos craneales ortopédicos, que ofrecen mayores tasas de éxito cuando se aplican desde los cuatro o cinco meses de edad. A través de un enfoque preventivo y una intervención oportuna, es posible mejorar la simetría craneal, evitando así complicaciones futuras y promoviendo un desarrollo adecuado en el lactante.
Mecanismo de acción de los cascos craneales: cómo ayudan a la reestructuración ósea.
Los cascos craneales, también conocidos como ortesis craneales, se han convertido en una herramienta eficaz para el tratamiento de la plagiocefalia en bebés. Estas ortesis funcionan a través de un principio biomecánico simple, pero efectivo: mediante el control del crecimiento sobre ciertas áreas del cráneo en desarrollo, redirigiendo el crecimiento óseo hacia áreas donde se logra una mayor simetría. El casco craneal no ejerce presión; por el contrario, guía suavemente el crecimiento de los huesos para corregir gradualmente las asimetrías craneales y restaurar una forma más simétrica de la cabeza.
El éxito de este tratamiento depende de varios factores, incluyendo la edad de inicio, la severidad de la deformidad y la adhesión al uso del casco según las indicaciones del profesional de la salud. Generalmente, el tratamiento es más efectivo cuando se inicia entre los 4 y 6 meses de edad, ya que en esta etapa el cráneo aún es maleable y responde mejor a la intervención ortésica. Para la fabricación de este tipo de ortesis se hace imprescindible la prescripción médica por neurocirujanos pediátricos que hayan realizado una correcta evaluación y diagnóstico de esta plagiocefalia. En ocasiones, estos tratamientos mediante ortesis correctoras son prescritos por el médico especialista cuando se realizan operaciones de craneosinostosis, en las que se liberan suturas craneales y el casco corrector permite una correcta simetría y rango de crecimiento tras la cirugía.
Desde PRIM establecimientos ortopédicos, trabajamos con las mejores marcas de ortesis craneales para tu bebé como son las ortesis Talee®.En PRIM ponemos a vuestra disposición ortesis de plagiocefalia que son totalmente personalizadas y diseñadas a medida, empleando la última tecnología Cad-Cam. Esta tecnología de escaneo 3D permite obtener una imagen detallada de la cabeza del paciente para fabricar un casco adaptado con precisión a las necesidades específicas de cada bebé. Las ortesis personalizadas no solo optimizan la eficacia del tratamiento, sino que también aseguran la comodidad del paciente, lo que facilita su uso diario. Este enfoque innovador y personalizado garantiza que cada casco craneal cumpla con los más altos estándares de seguridad y efectividad, brindando una solución segura y adaptada a la anatomía particular de cada niño.
Seguridad y eficacia del tratamiento con cascos craneales en la plagiocefalia
El uso de cascos craneales para el tratamiento de la plagiocefalia ha sido ampliamente estudiado y respaldado como una opción segura y efectiva para corregir asimetrías craneales en lactantes. Diversos estudios han demostrado que, cuando se indica y utiliza adecuadamente, el casco craneal puede mejorar considerablemente la simetría de la cabeza en bebés que presentan deformidades moderadas a graves, especialmente si el tratamiento se inicia entre los cuatro y los seis meses de vida (siempre bajo indicación del prescriptor). Durante este periodo, el cráneo del bebé es altamente moldeable, lo cual permite que la ortesis craneal promueva un crecimiento estructurado y natural.
La evidencia científica respalda que los cascos craneales pueden proporcionar resultados significativos en el tratamiento de la plagiocefalia, logrando correcciones notables en la forma craneal sin comprometer el desarrollo neurológico o motor del bebé. Un estudio de referencia realizado por van Wijk et al., publicado en 2014 en el British Medical Journal (BMJ) conocido como el «HEADS» trial, fue un ensayo controlado aleatorio que analizó la efectividad de los cascos craneales en bebés con plagiocefalia moderada a severa. Este estudio reporta que los bebés tratados con cascos craneales presentan un mayor porcentaje de corrección en comparación con aquellos que no reciben tratamiento ortésico, aunque la efectividad exacta puede variar dependiendo de la edad de inicio, la severidad de la plagiocefalia y el tiempo de uso diario.
Sin embargo, es importante destacar las posibles limitaciones del tratamiento. Algunos padres reportan incomodidad o irritación en la piel del bebé, especialmente en climas cálidos, aunque estos efectos secundarios suelen ser temporales y manejables con un ajuste adecuado y un seguimiento profesional. Además, la efectividad del casco depende del tiempo y la constancia en su uso, ya que para obtener resultados óptimos se recomienda que el bebé lo use entre 20 y 23 horas al día durante el periodo indicado por el especialista.
Para asegurar la seguridad y efectividad del tratamiento, es fundamental un seguimiento clínico riguroso. Los profesionales de la salud deben realizar ajustes periódicos en el casco craneal para adaptarse al crecimiento y desarrollo del cráneo, así como monitorear la evolución de la asimetría craneal y cualquier posible efecto secundario. Este enfoque permite optimizar los beneficios del tratamiento, garantizando tanto la seguridad del paciente como la obtención de resultados satisfactorios.
En conclusión, los cascos craneales representan una solución segura y eficaz para la plagiocefalia cuando se emplean con un seguimiento y un diagnóstico clínico adecuado. Su éxito se sustenta en la evidencia científica y en una intervención oportuna, reafirmando su valor en el manejo de esta condición común en lactantes. Consulta a tu médico especialista o en cualquiera de nuestras clínicas para obtener un correcto asesoramiento.